- ¿A usted tambien lo persiguen?
- Si -dijo el muchacho-.
- Venga. Estan cerca. Vamos a escondernos. En esta maldita casa tiene que haber un desvan...Venga.
Ambos avanzaron, subieron unas escaleras y entraron a un altillo.
- Espeluznante, ¿no?-murmuro el muchacho, y con un pie empujo la puerta. El cerrojo, al cerrarse sonó con un clic exacto, limpio y vibrante.
- ¡Ay, no debio cerrarla! Abrala otra vez. ¿Como vamos a oirlos, si vienen?
El muchacho no se movio.
Malcom, entonces, quiso abrir la puerta, pero no tenia picaporte.
El cierre, por dentro, era hermetico.
- ¡Dios mio! Nos hemos quedado encerrados.
- ¿Nos?-dijo el muchacho- Los dos, no; solamente uno.
Y Malcom vio como el muchacho atravesaba la pared y desaparecia...
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